El objetivo del tonificador es refrescar delicadamente tu piel sin quitarle su humedad natural. Eso significa que el tonificador no irritará la piel sensible ni causará resequedad excesiva. El tonificador también prepara la piel para que absorba el humectante que usas después de tu rutina de limpieza y todo otro producto de tratamiento que puedas aplicarle a tu piel.
El tonificador elimina los últimos residuos de suciedad e impurezas que quedan en tus poros después de que te lavas el rostro. Si lo incorporas a tu rutina diaria del cuidado de la piel y lo usas con regularidad, puede tener un impacto positivo en la apariencia y tirantez de tus poros (exacto, hablamos del envejecimiento de la piel). El tonificador también restaura el pH de tu piel, depura sus zonas ásperas para suavizarla y mejora el tono de la piel. ¡Cuántos beneficios!
En cuanto a la aplicación, deberás humedecer una almohadilla de algodón con el tonificador y desplazarla suavemente sobre tu piel después de limpiarla, cada mañana y cada noche antes de irte a dormir. Esta aplicación debería ser el segundo paso de tu rutina, de manera que la piel quede lista para absorber el humectante (tercer paso) y los tratamientos para la piel (cuarto paso).